Su reluciente blusa asomaba y sugería una necesidad mortal por ser desplazada, por besar aquello que se ocultaba, por ser tomados entre las manos de aquel que goza de una copa de vino; por las manos de aquel que escribe y plasma sueños; por las manos de aquel que con tintas y anhelos muestra en lienzos y papel sus ideas del cosmos. Su boca estrecha como botón de flor y mirada inocente de voz aguda. Perversión suprema, libido contenida, feromonas volando y saturándolo todo. Sudo, lloro, muerdo mis labios y mi lengua, lagrimeo por el sudor que escurre en mis ojos no hay impulsos contenidos solo memorias.
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