Me lleva el tren

Pinche tren. Circula lento, se detiene. sólo observo los mismos carteles y las mismas mutilaciones al paisaje, los mismos rostros ausentes de alma.
Sólo miro los mismos ánimos por dormir y el fluir pausado y nutrido de las ropas limpias y gastadas, los  mismos cabellos despeinados y los feos rostros en proceso de maquillaje para verse feos pero maquillados. Miro las mismas piernas sensuales y sus ceños correspondientes acompañados de seriedad y presunción. Veo los mismos productos que me puedo "llevar a la venta" en oferta o en promoción como cutter, tijeras de peluquero, chicles más caros que en la tienda, kleenex a 2 por 5 cortauñas, uno grande y uno chico, la pelota de moda "boligoma", el libro de superación personal, el curso de inglés o las micas para celular. Miro además las promesas de un mejor nivel de vida por EPN, AMLO, Beatriz Paredes, y mis ganas inmensas de estar abrazando mis sueños antes que se vayan como el tren del que acabo de bajar.

Descubrimiento

He descubierto lo que me pasa: sólo es la inconsciencia de que ya no estás y nunca más estarás en colores daltónicos ni en el azúcar de las nubes. Ahora veo que ocupas ausencias dibujadas por tu pluma y pétreos ecos de sombras donde el sol y sus colores sucumben absorbidos por tu olvido. Ahora te veo más ausente y gris, te veo invisible e inasible, te veo azul cuando sé que eras verde.

Confusión

Cuando me logre escapar de ti, pondré una línea de nubes para guiarme en camino al arcoíris, y saber por donde no pasar de nuevo. Daltonismo, confusión de colores, de matices. Cuando me logre escapar de ti será porque ya no tengas valor ni confusión en la verdad, ni en el cariño o la lealtad. Cuando me logre escapar de ti será porque esté por fin despierto, cuando ya no sienta que puedo seguir flotando ni cuando las flechas penetren sus filos de los recuerdos en mi piel.

Cuando me logre escapar de ti, haré una fiesta de vinos y de espuma, una fiesta de soles y colores, porque ya no absorberás ni mis vinos, ni mi espuma, ni mis soles ni mis colores. Cuando logre escapar de ti, podré sonreír sin temor al castigo, podré emancipar mi voz sin temor al dolor. Cuando logre escapar de ti, tendré el tiempo suficiente para ser feliz.

Podré hablar y podré gritar. Podré ser yo y podré volar, porque mis alas no son tus alas, porque volaste con las mías y las hurtaste; pero están renaciendo, están brotando del corazón aéreo, están emergiendo de nuevo con fuerza dispuestas elevarme aun más.

Quiero escaparme porque temo quedarme ciego. Tener luces confusas agrede a mis ojos y confunde mis percepciones. Quiero escaparme porque temo quedarme mudo. Mutilar mi lengua, absorber mi voz y juzgar las palabras, solo castran el espíritu que busca emanciparse por sus ideas. Mi mundo estuvo obscuro, estuvo silencioso. Perdí. Perdí a mis ojos y perdí mi boca. Solo besaba y solo miraba, pero dejé de hablar, dejé de observar. Me confundí y me quedé con ganas de más confusión; morí y no lo supe hasta que necesité vivir.

Las tortugas no vuelan, sueñan

Extrañas tenerme a tus pies y escribir un mundo de colores en ellos pero no sabes las palabras para decirlo, te diste cuenta que el romance de película sí existe y que las canciones cursis tienen sentido. Te diste cuenta que se puede bajar el cielo y las estrellas y encerrarlos en un globo. Supiste que los colores son de los ojos y no de las cosas. Te diste cuenta que se puede volver a nacer por amor y por él morir una y otra vez. Te diste cuenta que la sombra está llena de luces y que las tortugas no vuelan, pero sueñan.

Treinta y diez


Hoy cumplo 30 y 10 años. El año que ha pasado estuvo lleno de cambios trascendentes, llenos de sueños, lleno de iras, lleno de alegrías, lleno de amores y de desamores. Lleno de éxitos y de fracasos, lleno de esperanzas y lleno de nubes de colores daltónicos.
El año que ha pasado fue como mirar los milagros de la vida y resumirlos en 365 días. Saberse lleno de amor y reconocimiento, lleno de enfados y desesperaciones, contrastan mi existencia y me permiten mirar a Dios de frente y entenderlo. Mis arrogancias y humildades, así como mis aciertos y mis equivocaciones llevaron a alguien que fue muy importante en mi vida a decir que necesitaba una lección de humildad. No dudo que así sea, pues no he dejado de aprender.
Mi daltonismo me ha permitido ver los colores del arcoíris desde mi mismo, me ha dejado construir soles y amores, me ha permitido soñar verde y rosa. El cielo está bajo mis pies y aprovecho para caminar decidido y firmemente sin soñar. Ahora, más despierto que nunca, a los 40 comienzo la vida de realidades y de sueños nuevos. Y si, el mundo es maravilloso, el mundo es perfecto para mí y me pertenece.