¿Por qué se utiliza la mentira?


La mentira es de los tarados, la argucia es sublime.
 Yo, El sincero
  • ¿por inseguridad?
  • ¿para evitar problemas con la verdad?
  • ¿para mejorar las relaciones entre los involucrados?
  • ¿para hacer creer al otro una realidad distinta?
  • ¿para que funcione mejor un sistema de organización social?
  • ¿por vergüenza a la verdad?
  • ¿por costumbre?
Según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua, establece que la mentira es "Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa". La mentira es un intento de inducir a error, de aparentar; o sea, pretender hacer que el otro crea algo que en realidad es falso, es, en el mejor de los casos, una argucia.
La mentira es falacia, es falsedad, es sólo farsa e invención de algo que verdaderamente nunca sucedió o existió. La mentira es el disimulo, es tapar la parte verdadera con un disfraz, es pretender dar otra apariencia, es hacer embustes.
La mentira es quimera, es aquella bestia que vomita llamas y de la cual no se sabe si es león, cabra o dragón, pues posee características de los tres. La mentira no es como la quimera, pues la quimera es aquello que se propone como posible sin serlo en verdad. La mentira no es una propuesta, es una apuesta, es una declaración que pretende ser tomada como verdadera.
La mentira es vileza, es futilidad, es simpleza estúpida que no basa su poder más que en el mensaje mismo, pues sus elementos actantes secundarios están improvisados.
La mentira es de los tarados, la argucia es sublime.
La argucia es sutileza, porque argumenta algo falso pero presentado con agudeza. La argucia requiere inteligencia, requiere "ar-gu-men-tos". La mentira requiere chantaje, imposición que a final de cuentas, se traduce como violencia; es ofender a la inteligencia del otro.
La mentira es parte de un proceso de aprendizaje y desarrollo psicológico natural del ser humano. Es necesaria la mentira durante los primeros años de vida, pues es parte del desarrollo del pensamiento abstracto, de la creatividad. Es parte del ensayo de prueba y error que siguen las personas como parte de su proceso de socialización. Si una mentira resulta grata y útil, ese placer se fija en la psique (según los griegos, el alma humana) el cual intentará ser reproducido una y otra vez. Por el contrario, si una mentira no resulta placentera porque el individuo fue sorprendido, esa falta de obtención del placer se convierte en un proceso muy complejo:
El individuo asume varias posturas, que van desde la reproducción de la mentira corrigiendo errores (aprender que la lección puede extenderse y resultar efectiva), hasta la supresión total de ella para evitar la consecuencia desagradable (haber aprendido la lección) pasando sin embargo por la reproducción indefinida con los mismos malos resultados para obtener un placer distinto al que pretendía la mentira o sea, el placer de la atención, de la inclusión o de la presencia.
Mentir es una práctica cotidiana en aquellos que no fueron educados en un contexto de libertad ni están dotados de inteligencia suficiente. Por ello, la mentira se convierte en la libertad misma. Se convierte en la oportunidad de participar activamente en la construcción de una realidad alterna que le sea más placentera.
La mentira está ligada indiscutiblemente al placer, a la fruición que busca el hedonismo de cualquier tipo, incluyendo el ser sorprendido con la falsedad. Ser sorprendido en una mentira provee en este caso al goce con el dolor, con el sufrimiento, con el rechazo, con el olvido, quizá porque el individuo así fue educado y el continuar con ese esquema masoquista le provee de la seguridad de una zona de confort. Pero a final de cuentas, regresamos a la búsqueda del placer. Por ello, la mentira es más común que la argucia. La argucia es menos falible y provee de mayores experiencias a la conciencia que una mentira.
Sergio Ángel Guillén León