Siempre necesité alguien a quien amar con tanto placer de
amar. Siempre necesité de ti, de tus cuidados, de tus precauciones, de tus
encantos. Siempre necesité de ti, siempre te inventé y siempre te escribí, como
siempre me aterré de no estar sin ti, de vivir sin ti, de que quizá no
existieras o de que te esfumaras de mi. Siempre necesité saber de ti.
Te lloro y riego así tu recuerdo en tu cuerpo, te devuelvo
mi desesperación por ti, y lo devuelvo entregándote en tu ombligo el amor de ti
por mí, el dolor de ausencias mutuas, el color maravilloso del daltonismo verbal
y de semillas infructuosas que crecen esperanzas ufanas o esperanzas bastas de
amores. Semillas infructuosas de frutos de amor, que nacen en el alma y que
florecen en palabras y en besos, en panes, en manos, en silbidos…
Te amo y no temes por mi amor, amor que destroza y que se
hunde en rabietas de justicia, amor que espanta por su ejército de grafías
interminables, amor que sucumbe ante tu mirada de engañosa sencillez.
2 comentarios:
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
wo0ow esta súper padre
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