La situación actual de la teoría y la práctica educativa

 

La situación actual de la teoría y la práctica educativa

Sergio Ángel Guillén León

mayo 2021

Introducción

La pandemia por COVID-19 desató en todo el mundo situaciones que obligaron a transformar radicalmente una realidad que de manera inminente nos acechaba, principalmente exitoso en las escuelas mexicanas particulares si hablamos del sistema de que la educación pública en nuestro país ha estado debilitada por factores económicos y políticos. Así, las escuelas particulares se vieron obligadas a establecer formas novedosas para poder llevar a cabo el desarrollo de sus programas académicos en todos los niveles, valiéndose de los recursos humanos disponibles y con la alfabetidad informática vigente de sus protagonistas (tanto los maestros como los estudiantes) quienes tuvimos que someternos a una educación acelerada.

Sin duda, en esta experiencia docente, el conductismo sigue presente, pues el estímulo de las condiciones obligadas fueron los condicionantes y como teoría, es de donde se sentaron las bases de una educación dirigida científicamente a lograr resultados específicos con las mentes inexpertas a partir de moldear su conducta. La pandemia obligó a que la visión periférica que menciona Peña-Correal (2010) como parte de las características del conductismo (llevara el análisis de las partículas más básicas de la conducta, las condiciones ambientales y los aspectos semiológicos para descubrir cómo se conforma el aprendizaje y poderlo abordar desde ahí) se ejecutara con las herramientas tecnológicas.

El cognitivismo ha estado presente funcionando principalmente en el ámbito social que vincula a la producción de conocimiento desde los aspectos sociales. No me cabe duda de que las teorías cognitivistas en el contexto actual han funcionado produciendo el entrenamiento necesario en las mentes de todos nosotros, para poder adaptarnos con prontitud al cambio. Ponz-Diez (2013) clasifica la construcción intermental de la realidad haciendo énfasis en esos aspectos torales: el interaccionismo simbólico tardío, la etnometodología y el construccionismo social. Estos tres aspectos responden indudablemente al contexto actual de la educación que en los ámbitos escolares de educación particular que lo han implementado. Han resultado exitosos.

Porque las condiciones de confinamiento han obligado a que construyamos nuestro propio conocimiento como docentes que nos permita solucionar problemas de comunicación educativa y enfrentarnos a disyuntivas delicadas como es la evaluación, todo esto en un marco de educación a distancia. El constructivismo sociocultural que está clasificado en el continuo constructivista que realiza Serrano y Pons (2011), habla acerca de él como las actividades simbólicas para un entorno compartido, por lo que la relación se da desde el individuo hacia el entorno y esto, apoya la idea de la construcción generalizada en aprendizajes cooperativos en las redes sociales del mundo (en internet).

Entonces, esta educación virtual aplicada en torno a la emergencia provocada por el virus SarsCof-2, lleva a colocar el plano de la enseñanza virtual en un aspecto que analiza Picón (2020) y que analiza en el problema de cómo hacer para que “yo”, como docente pueda decir que si yo enseño es porque muestro, proporciono, acerco, guío, entrego, estimulo lo necesario para que el estudiante tenga una experiencia con algo. O que el estudiante pueda afirmar que realmente toma, asimila, reflexiona, piensa, interioriza, entiende, percibe, siente y ama eso que le fue enseñado.

 

Desarrollo

Los docentes hemos experimentado diversas condiciones: desde la idea de libertad y comodidad (solo idea por la seguridad, el confort y ahorro de tiempo y transportación) por trabajar desde casa, hasta la experimentación de angustia, inseguridad, desesperación y confusión, en lo laboral y en lo humano (incluido aquí el aspecto relacional familiar y social). Este enfrentamiento de las condiciones para realizar la labor educativa, encierra problemáticas diversas para los docentes (como los agentes mediadores del conocimiento) sin duda, parte trascendental en estos procesos, pero también los estudiantes y los mismos centros escolares atraviesan por crisis igual de complejas.

En el caso de los estudiantes, se identifica en la práctica que no tienen hábitos de autoestudio suficientes que los habiliten como entes aptos para desarrollar un programa académico en línea (descontando las cuestiones tecnológicas como los equipos, ancho de banda de internet, software), sale a relucir la abismal diferencia en la alfabetidad informática aplicada a las funciones propias de actividades académicas (preocupante, porque suelen ser las mismas que aplican en el mercado de trabajo -desde procesadores de textos, hojas de cálculo, uso de internet, software especializado en los estudios que lo requieren-), hasta las de índole actitudinal que muestran a estudiantes apáticos y que continúan pretendiendo retar al sistema o los que requieren atención personalizada profesional para poder nivelar las condiciones y dejarle ser competitivo.

A la problemática del estudiante, debemos sumarle a los colegios y la preparación del personal para asumir las nuevas características de la emergencia, así como las características de soporte tecnológico que respalde esa nueva realidad.  Sin duda que el estudiante se ubica en el final de esta cadena vertical siendo susceptible, víctima y receptor de todo el proceso.

Como docente en ejercicio, soy testigo de que los colegios poco preparados para prever situaciones de emergencia han atravesado por crisis mayúsculas que les han llevado a cerrar planteles, grupos o carreras. Soy testigo de que la inversión en capacitación y en tecnología está comprometida enormemente por la capacidad de los altos mandos de esos colegios, principalmente aquellos que no solían apostar por la tecnología de punta ni en la capacitación para ello por ahorrarse recursos económicos (lamentablemente empezamos a ver que hay universidades con genios administrativos que aprovechan las clases en línea para saturar al docente con listas enormes de estudiantes incluso de varias regiones distintas, provocando condiciones de trabajo adversas para lograr una educación con buena calidad).

Tanto los profesores como los estudiantes y los centros de trabajo en educación se encuentran (nos encontramos) en una marea de corrientes cambiantes por donde acecha el leviatán ignominioso de la pasividad. Nos encontramos con el uso de los recursos tecnológicos comprometidos en un tsunami interminable de herramientas que nos atraen, nos enamoran, nos confunden, nos agotan, nos fascinan y nos llevan a pensar y a veces soñar.

Conclusión

Es bien sabido y ya es de uso popular, que el uso de la tecnología y la educación a distancia apoyada de internet llegaron para quedarse; ya no se entiende la educación sin estas oportunidades, sin el uso de recursos digitales, sin internet, sin clases en streaming, sin simuladores, sin videos, sin redes sociales, sin plataformas educativas que permitan interacción, sin realidad aumentada, sin una inteligencia informática en constante actualización, sin la habilitación de las tecnologías de comunicación que nos lleven a invertir más en dispositivos y en conectividad, que en papel y en libros.

Sobrevivirán de manera destacada, útil y competitiva, aquellas escuelas que sepan adaptar de manera eficaz los procesos aprendidos en esta pandemia, de la misma manera que los estudiantes quienes mediante la observación consciente e inminente de una necesidad, tomen a la educación con la misma facilidad que toman un smartphone. Los profesores ya se han adaptado de manera eficaz a los tormentosos cambios tecnológicos y han invertido muchas horas, mucho dinero, muchos espacios personales en la transición correcta. Es ahora trabajo de las directrices educativas que sepan insertar efectivamente estos cambios mediante la aplicación de la teoría que, si bien no fue creada para este contexto, es aplicable, pues la mente humana sigue funcionando incluso sin Internet y diversificando sus focos de atención. El ser humano es perfectible y la aplicación de la tecnología en la educación también lo es.

 


 

Referencias

Peña-Correal, T. (2010) ¿Es viable el conductismo en el Siglo XXI?. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol13no1/contenido-serranopons.html

 

Pons-Diez, J. (2013). ¿Hay vida más allá del cognitivismo? Encontrando respuestas en la Psicología Social. Informacio Psicologica, (105), 110-129. https://www.uv.es/lisis/xavier/2013/inf-psicol-textfinal-art13.pdf

 

Serrano, J. M. y Pons, R. M. (2011). El constructivismo hoy: enfoques constructivistas en educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 13(1). Consultado el 16 de abril de 2021 en: http://redie.uabc.mx/vol13no1/contenido-serranopons.html

Picón, M. (2020, mayo). ¿Es posible la enseñanza virtual? Foro educacional, No. 34, págs. 11-34. Recuperado de https://doi.org/10.29344/07180772.34.2357

Indignante y vergonzoso

 

Aberrante. 
Esta cosa terrible es indigna de ser considerada en un análisis.