El silencio del asesino, es un silencio poderoso. Reseña

 



El silencio del asesino (Knox Goes away, 2023). Michael Keaton y Al Pacino. 

Este blog no suele reseñar películas, sin embargo, esta afortunada obra cinematográfica, merece un lugar digno en mi discurso. 

Según Wikipedia: la película sigue a un asesino a sueldo (Keaton), a quien, después de ser diagnosticado con un tipo de demencia de rápida evolución, se le presenta la oportunidad de redimirse salvando la vida de su hijo adulto de quien está distanciado. 

Esta sinopsis no le hace justicia a lo que yo tuve el placer de experimentar. 

El Silencio del Asesino es una de las mejores películas que he visto en un buen tiempo, pues tiene todo lo maravilloso del cine: actuaciones de maestría fenomenales y sublimes, una trama estupendamente bien armada, una o varias premisas (si reflexionamos acerca de la subjetividad del término, ya que las inferencias se relacionan profundamente con la parte mítica en cuanto a la manera discursiva de referirse a una explicación), además de una estética sobria y perfecta. 

El silencio del asesino ofrece un ramillete maravilloso de florituras que generan emociones y reflexiones profundas acerca de lo etéreo de la vida, de lo útil y lo inútil de las sensaciones del corazón y del orden intenso, numinoso y explosivo de la razón. 

Knox (Keaton) sufre y el espectador con él; piensa, siente y logra el papel de un antihéroe perfecto; se redime y logra la purga en una catarsis continuada y temporal. Y eso es lo más valioso ya que permite reflexionar, rememorar (qué ironía pues Knox pierde la memoria y el contacto con la realidad) y gozar y sufrir con esos recuerdos personales que cada alma tiene atorados en su propia historia, incluidos los amores, la familia, los amigos, los empleos, los éxitos o en general, las enseñanazas. 

Lo que parece ser una simple pelicula del montón, pues lo menos afortunado es el título (tanto en su idioma original como en su traducción para México) es una obra cinematográfica que no permite distracciones pues llena la pupila y los nervios agradeciendo constantemente la presencia de Keaton y de Pacino y la afortunada perfección de actores. 


Spirato

Mi muy querida, pero ahora difusa musa, tú que siempre tienes un lacónico discurso lleno de certezas, aunque tus decisiones no siempre sean las más certeras en su modo de operar, ni emanan de una certidumbre emocional, simplemente te quería escribir algo. Tiene mucho, mucho tiempo que no escribo más que muchos whats con fotitos en movimiento y dibujitos cursilones (stickers le llaman) y uno que otro correo de trabajo frío y sin alma. Y es que temo que la sequía emocional me atrofie de manera permanente la glándula escribidora. De hecho, sí que está bastante oxidada, atolondrada, tullida, llena de sarro de las lágrimas cuando se secan. El asunto aquí es que faltan motivos, creo que el Grinch se ha quedado fresón en sus emociones al lado mío y es que son ellas, las emociones (esas que unas pinches viejas de manera inclemente y con sadismo apretujan, arrancan, incineran y desbaratan) las verdaderas culpables de lubricar esa glándula y de mantenerla al cien para escribir en retruécanos y elipsis metonímicas y sinecdóticas. Me siento forzado a tener que escribir y exprimo el lápiz y la pluma, exprimo el teclado y mis dedos para ver si logro sacar alguna palabrilla que sea capaz de unirse a otra, aunque sea cumpliendo con el tradicional y convencional sujeto + verbo + complemento que mi Miss de cuyo nombre no logro acordarme (… aunque como yo iba en escuela de gobierno, ella no recibía el grado de miss, era simplemente, maestra) me presentó hace más de cuatro décadas. Ayúdenme, Calíope mi soñada guía; Erato mi impía maestra, invádanme y poséanme… mis ventanas, puertas, poros, oídos, papilas… todos mis sensores están ávidos de recibirles, San Jerónimo, intercede por mi.

Interpretar grupos sociales y su papel en la sociedad.

El análisis de la imagen pública

El análisis de la imagen pública, como ejemplo del papel social de las tribus urbanas.


La imagen pública es la percepción, la opinión, y la idea que se tiene de algo, así, una persona puede tener una imagen pública en tanto sea percibida por sus elementos representativos o por los signos que este porta o muestra en muchos de sus aspectos de la vida, ya sea en cuanto a elementos intencionalmente establecidos o los inconscientemente utilizados.


El conocimiento en general, así como la conciencia de sí mismo y el conocimiento del contexto que determina a cada individuo, es entonces el factor más importante en la "formación" de esa imagen que los demás perciben, sin olvidar que esa "formación", no es una simple creación, sino una modelación de sí mismo en aspectos internos del individuo (autoestima, motivación, rol familiar, rol sexual, identificación de capacidades, habilidades, limitaciones, traumas emocionales y en general en el aspecto sistémico -lo sistémico se define como un campo emergente de la ciencia que estudia los sistemas holísticos-) y aspectos externos (como su apariencia física, manera de vestir, peinado, uso de accesorios, ademanes, mirada, gesticulación). Ambos elementos mencionados inciden directamente en la capacidad comunicativa del individuo, ya que con la conciencia del funcionamiento interno será posible la manipulación de lo externo, incluyendo el uso de los signos lingüísticos y de los símbolos sociales que permitirán un grado de aceptación, un grado de rechazo o simplemente de inserción social en contextos diversos.


Por ejemplo, una sonrisa franca puede darse a pesar de que un individuo no tenga un estado anímico estupendo, que su salud no sea la mejor, que esté pasando por una situación económica adversa, o que en general los problemas le abrumen, pero el ser consciente de la situación puede transformarse hacia el optimismo y generar una sonrisa franca. Situación que es muy difícil en los tiempos actuales, pero no imposible.


Partiendo de la semiótica, podemos clasificar los signos que se generan en  las personas, desde las personas y por las personas. La idea de la semiótica es estudiar, conocer y analizar a los signos en su contexto. El conocimiento de los signos es poder ya que los signos están presentes en  todo lo que nos rodea, incluso uno mismo los genera constantemente, por lo que conocer de los signos, es poder, no conocer de ellos, es ser su súbdito.


Abarcar a los signos desde tres aspectos es una tendencia en el análisis de la imagen, ya que existen dos nombres para el conocimiento de los signos: la semiótica y la semiología, donde la primera surge en un aspecto de triada y la segunda en aspecto binario, sin embargo es correcto utilizar indistintamente cualquiera de los términos para referirse al estudio de los signos. 


Nuestro análisis por lo tanto será en la semiótica terciaria, propuesta por Charles Sanders Peirce. La idea del signo, para Peirce está compuesta por tres elementos: Objeto, signo e interpretante.


  • ·         Objeto, objetivo, lo referencial, lo icónico. Es el objeto que necesita ser signado, ya sea cosa material o inmaterial, física, ideal o emocional, pero que motive a la formación de un signo; el objeto suele estar ausente cuando se utiliza un signo, por lo que puede entenderse también como el objetivo, a lo que se refiere. O también puede referirse al origen del signo, de donde parte o de donde surge el signo.

  • ·         Los índices, el signo que se usa para distinguirse de lo demás. El signo es la representación propiamente dicha, es el elemento material que transporta la idea de un objeto. Un signo es algo que representa algo y debe poseer materia, así el signo es la palabra hablada o escrita, el silbido, el claxon de un automóvil, etcétera y es distinto para cada idea, objeto o situación, por ello es que ocupa el vértice de lo indicativo.

  • ·         Lo simbólico, la parte que arma el interpretante. Es la significación que se hace del signo, lo que se entiende de acuerdo con el contexto y que es generado desde la subjetividad y la polisemia. 


Cuando el interpretante coincide con el objeto, es porque el signo utilizado fue el correcto, existe así una comunicación adecuada para los fines del signo.


Esta semiótica terciaria tiene una categoría donde los signos se analizan como iconos , índices y símbolos, basados en los mismos principios de: objeto, signo e interpretante. La explicación es sencilla:


Fig. 1 Basado en la semiótica terciaria de Charles Sanders Peirce

Para realizar un análisis de la imagen pública, puede utilizarse una metodología semiológica:


1.       Analizar los iconos (los elementos icónicos que representan fielmente al objeto)

2.       Analizar los índices

3.       analizar los símbolos


Por ejemplo, analizar semióticamente a alguien o a algún grupo social, es conocer a profundidad:


Iconos (Los conceptos o principios que representan fielmente al objeto). Cómo son sus referentes, cómo es su realidad original, de donde viene, qué elementos significativos le determinan, cómo es la familia (el grupo social que lo fundamenta), cuáles son sus características físicas, su comportamiento, sus creencias y en general todo lo que tenga que ver con los elementos que forjaron al individuo.


Índices. Cómo lo identificamos, cómo se identifica, qué lo hace ser diferente a la vista de los demás, es entonces la manera como asume sus características individuales (que no son independientes o aisladas de sus iconos, pues han sido determinados por estos).


Símbolos. Tiene que ver con su filosofía y los objetos que ocupa para ellos, son los elementos físicos que representan sus creencias o su esencia; la parte de su pensamiento transformada en objetos de manera consciente. Lo que la gente percibe y/o entiende acerca de esos elementos simbólicos que porta el individuo o el grupo social.


Conclusiones. Se puede concluir el análisis con un resumen que abarque lo observado en el grupo social en cuanto a las coincidencias y discrepancias entre lo que pretende ser, el cómo pretende ser visto y el cómo es visto o percibido por los demás. La conclusión muestra una tesis justificada cuyo argumento es objetivo basándose en las evidencias (científicas -producto del análisis semiótico-).

Ya no quiero votar

 Hace algunos años, salir a votar era una fiesta para mí pues lo veía (en un ejercicio dogmático) como un festejo de la democracia, como un festejo de la participación ciudadana como una posibilidad - quizá no- de cambio pero sí como una posibilidad de que el pueblo tuviera un espacio donde manifestarse y ser tomado en cuenta; para mí, salir a votar representaba esa posibilidad ser escuchados y presionar para que de alguna manera se tomara en cuenta aquello que las masas pensaban. Todo eso me dejó enseñanzas muy tristes y muy lamentables y de las cuales ahora me siento víctima (soy la vístima) y me siento manipulado, burlado y abuzado.  Ahora entiendo, reconozco y lamento la tristeza de tener que votar no por lo que consideramos mejor, sino por lo que consideramos sea la opción menos denigrante. 

Crecí escuchando por todas partes y a gente de todos los niveles decir que "... es que no hay ni a quién irle, todos son igual de malos". 

No me hace feliz salir a votar y saber que no tengo opciones para escoger; no me hace feliz ser testigo de la podredumbre de la política, de las herramientas y de las estrategias de manipulación que convierten a la política en una herramienta solamente de degradación social. 

Antes, solía promover con mis alumnos a que salieran a votar y que ejercieran este derecho, porque yo confiaba en que era una opción de cambio y de participación. Ahora tengo que pedirles que participen desde el corazón y con el ánimo de que nosotros o cada quien estamos haciendo las cosas que nos corresponden, pero siendo consciente de que esa no será una herramienta que provoque el cambio hacia el crecimiento, hacia la honestidad, hacia el honor ni dirigida hacia la dignidad. 

Quisiera votar bien, siendo optimista y desde la alegría; quisiera votar con más certezas que dudas y confiando que mi voz tendrá valor dentro de la construcción social real, positivo, que al emanar desde la honestidad de mis pensamientos y con afán de ser mejores, funcionen a evitar la destrucción. 


La situación actual de la teoría y la práctica educativa

 

La situación actual de la teoría y la práctica educativa

Sergio Ángel Guillén León

mayo 2021

Introducción

La pandemia por COVID-19 desató en todo el mundo situaciones que obligaron a transformar radicalmente una realidad que de manera inminente nos acechaba, principalmente exitoso en las escuelas mexicanas particulares si hablamos del sistema de que la educación pública en nuestro país ha estado debilitada por factores económicos y políticos. Así, las escuelas particulares se vieron obligadas a establecer formas novedosas para poder llevar a cabo el desarrollo de sus programas académicos en todos los niveles, valiéndose de los recursos humanos disponibles y con la alfabetidad informática vigente de sus protagonistas (tanto los maestros como los estudiantes) quienes tuvimos que someternos a una educación acelerada.

Sin duda, en esta experiencia docente, el conductismo sigue presente, pues el estímulo de las condiciones obligadas fueron los condicionantes y como teoría, es de donde se sentaron las bases de una educación dirigida científicamente a lograr resultados específicos con las mentes inexpertas a partir de moldear su conducta. La pandemia obligó a que la visión periférica que menciona Peña-Correal (2010) como parte de las características del conductismo (llevara el análisis de las partículas más básicas de la conducta, las condiciones ambientales y los aspectos semiológicos para descubrir cómo se conforma el aprendizaje y poderlo abordar desde ahí) se ejecutara con las herramientas tecnológicas.

El cognitivismo ha estado presente funcionando principalmente en el ámbito social que vincula a la producción de conocimiento desde los aspectos sociales. No me cabe duda de que las teorías cognitivistas en el contexto actual han funcionado produciendo el entrenamiento necesario en las mentes de todos nosotros, para poder adaptarnos con prontitud al cambio. Ponz-Diez (2013) clasifica la construcción intermental de la realidad haciendo énfasis en esos aspectos torales: el interaccionismo simbólico tardío, la etnometodología y el construccionismo social. Estos tres aspectos responden indudablemente al contexto actual de la educación que en los ámbitos escolares de educación particular que lo han implementado. Han resultado exitosos.

Porque las condiciones de confinamiento han obligado a que construyamos nuestro propio conocimiento como docentes que nos permita solucionar problemas de comunicación educativa y enfrentarnos a disyuntivas delicadas como es la evaluación, todo esto en un marco de educación a distancia. El constructivismo sociocultural que está clasificado en el continuo constructivista que realiza Serrano y Pons (2011), habla acerca de él como las actividades simbólicas para un entorno compartido, por lo que la relación se da desde el individuo hacia el entorno y esto, apoya la idea de la construcción generalizada en aprendizajes cooperativos en las redes sociales del mundo (en internet).

Entonces, esta educación virtual aplicada en torno a la emergencia provocada por el virus SarsCof-2, lleva a colocar el plano de la enseñanza virtual en un aspecto que analiza Picón (2020) y que analiza en el problema de cómo hacer para que “yo”, como docente pueda decir que si yo enseño es porque muestro, proporciono, acerco, guío, entrego, estimulo lo necesario para que el estudiante tenga una experiencia con algo. O que el estudiante pueda afirmar que realmente toma, asimila, reflexiona, piensa, interioriza, entiende, percibe, siente y ama eso que le fue enseñado.

 

Desarrollo

Los docentes hemos experimentado diversas condiciones: desde la idea de libertad y comodidad (solo idea por la seguridad, el confort y ahorro de tiempo y transportación) por trabajar desde casa, hasta la experimentación de angustia, inseguridad, desesperación y confusión, en lo laboral y en lo humano (incluido aquí el aspecto relacional familiar y social). Este enfrentamiento de las condiciones para realizar la labor educativa, encierra problemáticas diversas para los docentes (como los agentes mediadores del conocimiento) sin duda, parte trascendental en estos procesos, pero también los estudiantes y los mismos centros escolares atraviesan por crisis igual de complejas.

En el caso de los estudiantes, se identifica en la práctica que no tienen hábitos de autoestudio suficientes que los habiliten como entes aptos para desarrollar un programa académico en línea (descontando las cuestiones tecnológicas como los equipos, ancho de banda de internet, software), sale a relucir la abismal diferencia en la alfabetidad informática aplicada a las funciones propias de actividades académicas (preocupante, porque suelen ser las mismas que aplican en el mercado de trabajo -desde procesadores de textos, hojas de cálculo, uso de internet, software especializado en los estudios que lo requieren-), hasta las de índole actitudinal que muestran a estudiantes apáticos y que continúan pretendiendo retar al sistema o los que requieren atención personalizada profesional para poder nivelar las condiciones y dejarle ser competitivo.

A la problemática del estudiante, debemos sumarle a los colegios y la preparación del personal para asumir las nuevas características de la emergencia, así como las características de soporte tecnológico que respalde esa nueva realidad.  Sin duda que el estudiante se ubica en el final de esta cadena vertical siendo susceptible, víctima y receptor de todo el proceso.

Como docente en ejercicio, soy testigo de que los colegios poco preparados para prever situaciones de emergencia han atravesado por crisis mayúsculas que les han llevado a cerrar planteles, grupos o carreras. Soy testigo de que la inversión en capacitación y en tecnología está comprometida enormemente por la capacidad de los altos mandos de esos colegios, principalmente aquellos que no solían apostar por la tecnología de punta ni en la capacitación para ello por ahorrarse recursos económicos (lamentablemente empezamos a ver que hay universidades con genios administrativos que aprovechan las clases en línea para saturar al docente con listas enormes de estudiantes incluso de varias regiones distintas, provocando condiciones de trabajo adversas para lograr una educación con buena calidad).

Tanto los profesores como los estudiantes y los centros de trabajo en educación se encuentran (nos encontramos) en una marea de corrientes cambiantes por donde acecha el leviatán ignominioso de la pasividad. Nos encontramos con el uso de los recursos tecnológicos comprometidos en un tsunami interminable de herramientas que nos atraen, nos enamoran, nos confunden, nos agotan, nos fascinan y nos llevan a pensar y a veces soñar.

Conclusión

Es bien sabido y ya es de uso popular, que el uso de la tecnología y la educación a distancia apoyada de internet llegaron para quedarse; ya no se entiende la educación sin estas oportunidades, sin el uso de recursos digitales, sin internet, sin clases en streaming, sin simuladores, sin videos, sin redes sociales, sin plataformas educativas que permitan interacción, sin realidad aumentada, sin una inteligencia informática en constante actualización, sin la habilitación de las tecnologías de comunicación que nos lleven a invertir más en dispositivos y en conectividad, que en papel y en libros.

Sobrevivirán de manera destacada, útil y competitiva, aquellas escuelas que sepan adaptar de manera eficaz los procesos aprendidos en esta pandemia, de la misma manera que los estudiantes quienes mediante la observación consciente e inminente de una necesidad, tomen a la educación con la misma facilidad que toman un smartphone. Los profesores ya se han adaptado de manera eficaz a los tormentosos cambios tecnológicos y han invertido muchas horas, mucho dinero, muchos espacios personales en la transición correcta. Es ahora trabajo de las directrices educativas que sepan insertar efectivamente estos cambios mediante la aplicación de la teoría que, si bien no fue creada para este contexto, es aplicable, pues la mente humana sigue funcionando incluso sin Internet y diversificando sus focos de atención. El ser humano es perfectible y la aplicación de la tecnología en la educación también lo es.

 


 

Referencias

Peña-Correal, T. (2010) ¿Es viable el conductismo en el Siglo XXI?. Recuperado de http://redie.uabc.mx/vol13no1/contenido-serranopons.html

 

Pons-Diez, J. (2013). ¿Hay vida más allá del cognitivismo? Encontrando respuestas en la Psicología Social. Informacio Psicologica, (105), 110-129. https://www.uv.es/lisis/xavier/2013/inf-psicol-textfinal-art13.pdf

 

Serrano, J. M. y Pons, R. M. (2011). El constructivismo hoy: enfoques constructivistas en educación. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 13(1). Consultado el 16 de abril de 2021 en: http://redie.uabc.mx/vol13no1/contenido-serranopons.html

Picón, M. (2020, mayo). ¿Es posible la enseñanza virtual? Foro educacional, No. 34, págs. 11-34. Recuperado de https://doi.org/10.29344/07180772.34.2357

Indignante y vergonzoso

 

Aberrante. 
Esta cosa terrible es indigna de ser considerada en un análisis. 


“Perspectiva sociológica y educación”

 

“La perspectiva sociológica”

 

Mtro. Sergio Ángel Guillén León

febrero de 2021


Introducción

 

El estudio de la sociología en diversos ámbitos del conocimiento humano requiere de enfoques precisos que lleve a un análisis bien enfocado para evitar que se extravíe o se confunda en campos de acción a los que no pertenece la sociología. Este asunto es identificado en los ámbitos históricos donde mediante una revisión de las perspectivas y las corrientes ontológicas, se intenta aclarar el panorama. El presente trabajo pretende mostrar ese recorrido de manera sucinta mirando a la educación como el principal eje de los enfoques de la sociología aplicada. Se revisaron los trabajos de diversos autores que retoman a los clásicos identificando que la sociología es una ciencia joven cuyo surgimiento atravesó por muchas discrepancias tanto metodológicas como por modos de abordar la realidad. Cada periodo, época o escuela mira a la sociedad desde una perspectiva particular y parece que se abordan desde criterios propios de la costumbre y líneas de pensamiento, surgiendo así los diversos teóricos y sus posturas representativas de quienes, para los fines de este trabajo, se retoman las ideas principales para generar una perspectiva sociológica fundamentada que sirva como base de un método de análisis sociológico.

 

Acercamiento teórico

 

Los teóricos representativos son estandartes de las corrientes de pensamiento, pero con trabajos diversos, aunque enfocados por el mismo eje toral. Las discusiones, las discrepancias, las coincidencias, los descubrimientos y las propuestas son los elementos que solidifican las posturas filosóficas y unen ideologías, desde las cuales se habilita el carácter ontológico de los estudiosos, justificando su existencia y sus miradas hacia los fenómenos de estudio.

Y coincido plenamente con la idea de la maleabilidad del individuo desde la colectividad, en este sentido se identifica que Los hombres tal como los conocemos son formados por la sociedad, son maleables y su participación social y política es potencial e intrínsecamente gratificante” (Warner,R.S. citado por Uña, 2006)

Intentar mirar al hombre y su comportamiento en grupo, en cuanto a sus relaciones sociales desde las instituciones que surgen de manera natural en todo organismo social, no es tarea sencilla y requiere de procedimientos metodológicos no solamente teóricos, sino que, en la praxis, sean capaces de replicarse y funcionar. Esto lo miro como una imposibilidad pues las implementaciones de esos procesos surgidos desde los ámbitos de poder han convertido al  hombre  en su peor amenaza, en procesos  que parecen ser naturales. Surgir la razón desde la experiencia social y mover las experiencias sociales desde el pensamiento queda en manos de los cotos de poder, de quienes dictan o establecen los procesos económicos que organizan a los países, sus culturas y sus relaciones tanto internas como globales.

El considerar las etapas que fueron dando forma y bases al desarrollo de la Sociología, es de fundamental importancia, incluso la posibilidad de mirar como menciona Uña (2006) a Aristóteles y la sociabilidad, los agrupamientos particulares, el estado y las normas, donde a título personal, considero que sientan las bases del método sociológico que impacta en Comte y en Montesquieu.

Estas maneras alternas de mirar al hombre, fundamentan el estudio de la sociología, dando pauta a lo que podemos llamar perspectiva sociológica. Intentemos determinar este concepto: La perspectiva sociológica parte de la idea de que la sociología corresponde a un estudio sistemático, riguroso y científico de la sociedad; es una ciencia porque implica la existencia de un objeto y de un método, siendo el objeto un cuerpo organizado de conocimiento y el método, aquello que organiza a ese objeto. Así, poder mirar desde dentro del grupo que actúa o desde fuera, son dos de los puntos que nos acercan a la idea de Perspectiva sociológica. (Berguer, citado por Martínez, A. 2015).

¿Entonces qué es la perspectiva sociológica? Se aborda la información de perspectiva sociológica desde el punto de vista de Berger, quien menciona la idea de mirar características generales de los grupos sociales en actitudes particulares, o sea, si observo cómo se comporta uno de los grupos de esa sociedad, puedo observar o saber cómo es toda esa sociedad.

Aquí entran elementos que tienen que ver con los hechos sociales y los hechos culturales. Los hechos sociales se refieren a la manera como se comportan o cuál es la función de los individuos en su sociedad; y el término hecho cultural lo entiendo como la manera en la que se expresa ese grupo quizá en cuanto al aspecto de la función estética.

¿Cómo sabemos Entonces si lo que se está analizando es un hecho social o un hecho cultural? Se puede saber analizando o conociendo la manera como han sido otros grupos sociales en otros lugares y en otras épocas. Ese es un primer punto de vista de una perspectiva sociológica: mirar lo general a partir del análisis de lo particular. Aunado a la perspectiva propuesta por Berger, Zorrilla aporta proponiendo el nombre al objeto de estudio como grupos humanos”, considerando al grupo máximo como la sociedad. Zorrilla quiere saber cómo es el grupo en función de su estructura y cómo se comportan en grupo. Se pretende que a partir de ese estudio o de ese análisis se puedan predecir los comportamientos. Esa postura también que va en el mismo sentido planteado por Berger de mirar los fenómenos generales a partir de los fenómenos particulares. (Berguer, citado por Martínez, A. 2015).

Las perspectivas sociológicas nos sirven entonces para conocer a un grupo de personas que se interrelacionan. En el caso del párrafo anterior, sería el identificar la estructura como está constituido, así como sus tradiciones para poder conocer al grupo.

Otra de las perspectivas sociológicas es la que menciona la posibilidad de dar un paso atrás o de buscar un ángulo diferente para evitar generar ideas que no sean válidas por el riesgo que existe en la subjetividad del sociólogo.

A las perspectivas sociológicas debemos incluir el papel de Durkheim, pues su punto de vista tiene que ver con la idea de que la conducta está influenciada por factores sociales y que las conductas no son hechos aislados.

W.   Mills citado por Martínez, A. (2005) refiere a la actitud como un producto de la comunicación global y quizá también mira los estudios sociológicos con un sesgo que no es imparcial.

Entiendo también a las perspectivas sociológicas, por ejemplo, y como lo menciona Artínez, A. (2018) desde Comte, quien habla de los tres estadios de la sociedad en el sentido de lo teológico, lo metafísico y lo científico, en donde da características o menciona las características de cada uno de esos tres estadios desde donde se está analizando a la sociedad. Por ejemplo, en el estadio científico la realidad es una realidad social producto de hechos que son analizables (por ejemplo, decir que el ser humano es ser humano y se comporta como ser humano) y quizá las condiciones históricas van a determinar su proceder o sus comportamientos.

Si la sociología implica un modo de mirar al mundo, se está hablando entonces de una determinada perspectiva que es lo que hemos estado mencionando a lo largo de este breve texto. Giddens habla de que la sociología se encarga de estudiar a la vida social humana en grupos y en sociedades de tal manera que la práctica de esta sociología va a incluir el conocimiento que los sujetos van a tener de mismos; por lo tanto, esos hallazgos sociológicos van a transformar lo que creemos formando así lo que conocemos como el sentido común.

La perspectiva sociológica en nuestra vida cotidiana se refiere a lo que hace el sociólogo como el hecho de reflexionar sobre la situación en la que se encuentra un grupo social. Esa reflexión es tener una perspectiva sociológica únicamente cuando es abordado desde el método científico y no desde el empirismo.

Los elementos a favor de tener una perspectiva sociológica son: poder valorar a la sociedad, no dar por supuestos los hechos observados, darnos cuenta de que existen reglas en los grupos sociales, que podamos entender cómo funcionan sus instituciones y finalmente, que se puedan reconocer las diferencias para que se puedan afrontar los conflictos. Por lo tanto, los beneficios de una perspectiva sociológica van a radicar en la aplicabilidad para mejorar las condiciones de ese grupo social.

Las desventajas que puede presentar una perspectiva sociológica son que ese punto de vista puede ser volátil, pues las sociedades están en constante cambio; un aspecto que tampoco es positivo es que puede someterse a la subjetividad del individuo que estudia el fenómeno; un aspecto más es que los estudios sociológicos cuando son conocidos por los grupos o por las masas, se pueden convertir en un elemento de influencia que si no es controlado, puede provocar un desorden social.

En síntesis y para cerrar esta idea, entiendo que tener una postura clara acerca de cómo funciona una sociedad, no es una perspectiva sociológica, pues eso sería el resultado de haber abordado alguna metodología desde algún punto de vista y esa, la manera desde dónde mirar o dónde basarse para realizar el análisis, sería la llamada perspectiva sociológica.

Todas las corrientes sociológicas mencionadas anteriormente, tienen puntos de convergencia donde se lleva a cabo la aplicación, la acción social, el comportamiento, o la relación entre la idea de sociedad y los individuos que la integran. Todas las corrientes mencionan a la acción como un elemento toral e indispensable para la sociología. De hecho, en esa aparente diversidad de discursos sociológicos, en realidad no hay grandes discrepancias, por el contrario, hay grandes aportaciones que amalgaman y solidifican la idea de la sociología.

Dicha relación construye y determina las estructuras en un vaivén interminable, no periódico y creciente (diversificado) donde las cosmovisiones determinadas por los estratos que lideran a los sistemas sociales (en todos los ámbitos, desde políticos, económicos, culturales, hasta los familiares y la estratificación), suelen liberar sin pretenderlo, al ser humano a través de la posibilidad del conocimiento, de la diversificación y de las condiciones económicas liberales. Las cuestiones del lenguaje que menciona el Interaccionismo simbólico, puede ser ejemplo contemporáneo de las relaciones en las estructuras sociales actuales. (Carabaña, J. y Lamo, E. 1978)

Pongo ejemplos cuyo contexto se encuentra en la actualidad del centro de México: La transformación del idioma hacia un lenguaje “inclusivo” que más es excluyente y tamizador que vinculante o integrador. Lo mismo ocurre con la separación de vagones del metro o en los autobuses. La problemática de las relaciones sociales (al menos en nuestro país) desde este ámbito, en el contexto actual, al parecer tiene la pretensión de polarizar a los pequeños grupos (minorías por condiciones de género, raza, edad o poder, entre otras muchas divisiones) en el ejercicio repentino y no en un ámbito educativo estructural.

La apropiación de símbolos y la polarización de su práctica ideológica sirven a los fines de dominación que ahora se globalizan. Las grandes corporaciones y los sistemas económicos que rigen esta época cultivan o siguen cultivando la servidumbre en pos de una falsa realidad, ya no teológica, sino en otro orden de pensamiento que tiene que ver con el momento, con la realidad y con la manera de abordar esa realidad. (Yocelevsky, R. 2001)

El pensamiento mágico ha muerto y resucitado en la web. Antes lo fue en los medios masivos y antes de ello, en la promesa de una vida después del ejercicio social integrado en los dogmas.

Al Parecer, y considerando el contexto planteado en el párrafo anterior, el pensamiento de Marx ha entrado en una paradoja metodológica, cuestionada por Weber. Weber se perfila hacia la descripción de una sociedad como la actual, donde el ser humano asume su propia conducta desde la cultura en la que está inscrito (aunque la cultura ya empiece a verse menos local y tenga una marcada tendencia global). Así que la aplicabilidad actual del planteamiento marxista se vería en ciertos problemas, dada la tremenda diversidad de posturas sociales, de modos de producción y de macrosistemas serviles que albergan fantasmas libertarios y legaloides como parte de un discurso emancipador y reaccionario, transformador pero sumiso y progresista pero inmoral. (Marescalchi, Las Heras, Martínez, de Yong, Martínez y Ramallo 2018).

De tal manera que el término marxista denominado conflicto tiene tantas aristas que pueden verse difuminadas por la amplitud de su espectro (espectro sociológico -o perspectiva sociológica-), o sea, ¿desde dónde abordar el origen del conflicto?, desde dónde mirar el inicio del cambio social? o ¿cómo se ejerce y desde dónde, la pugna de la organización social para el cambio?

La interacción mutua en las relaciones dialógicas del individuo con su entorno tanto geográfico como social, empieza a vislumbrarse como educación. Otro asunto ampliamente abordado por la sociología y por sus representantes.

En el estudio de la sociología y sus aportes a la educación, se identifican cuatro autores principales que son considerados en las tradiciones teóricas europeas. Estos autores son Emile Durkheim, Max Weber, Carl Marx y Georg Simmel. Cabe partir de la idea de que la sociología de la educación es entendida partiendo de la perspectiva desde donde se visualiza la interacción que tiene la sociedad para generar educación y lo que la educación contribuye como proceso para influir en la sociedad. Esta relación y su estudio es la llamada “sociología de la educación. (Rojas-León, A. 2014)

Si la sociología es una ciencia que se encarga de estudiar las relaciones sociales, así como los efectos provocados en los sujetos que lo integran, de esta manera es que podemos tener un acercamiento a una definición de sociología, asunto complejo por las diversas perspectivas, pero coincidentes en la materia principal de estudio, que es la comprensión de los fenómenos sociales, alejándose la mirada de las posturas religiosas o de pensamiento mágico.

La utilidad de la sociología como teoría estará principalmente en la aplicabilidad del conocimiento donde puedan existir propuestas que al interrelacionarse generen coincidencias, o sea, la consistencia y la coherencia que permita mirar  a través  del  análisis,  la comprensión y  reflexión de los fenómenos sociales desde un método cualitativo y cuantitativo y no precisamente un modelo.

Si la sociología es considerada como un modo de diagnosticar a la sociedad para ejercer dominio sobre ella o para aportar con instrumentos ideológicos de liberación, al final son los actores sociales y políticos quienes practican los resultados de la teorización.

Las teorías en sus campos educativos trascienden con Durkheim, priorizando el papel social de la educación, pues él mismo se dedica a dar cátedra en la Sorbona como refieren Rojas y León (2014), para sustentar la teoría y la práctica pedagógica desde esta mirada social. Este autor destaca a la socialización como un elemento determinante en espacios y tiempos definidos, para lograr individuos competentes a esos contextos.

Durkheim realiza vario trabajos referentes a la educación en los que su visión sociológica, educativa y pedagógica, es consistente, así que la educación como ciencia, es una derivación de la sociología, y su aplicabilidad y métodos son eminentemente de carácter pedagógico, o sea ideológico:

 

·         Educación y sociología

 

·         La educación moral

 

·         La evolución pedagógica en Francia

 

·         El papel de las Universidades en la educación social del país

 

·         La escuela del mañana

 

·         Debate sobre la Educación Sexual

 

En todo este material y muchas otras obras, su perspectiva parece retomar siempre un mismo sendero asociado con los aspectos morales en un sentido de reacción mutua entre la socialización, lo que se aprende en ese proceso y su reconstrucción. Así, el “funcional estructuralismo” mira también aspectos éticos desde la práctica de las relaciones sociales de dominio de un discurso pedagógico que dará frutos tremendos en las actividades de las nuevas sociedades consumistas. (Rojas-León 2014)

Un autor contemporáneo a Durkheim fue Max Weber, quien desde una corriente distinta mira a la sociología como una interrelación que se asume de afuera hacia adentro. La postura de Weber es llamada la sociología comprensiva, de interacción social, individualismo metodológico o accionismo, centrando su mirada en ese relacionismo: observar lo que ocurre en la sociedad y con sus individuos para explicar los efectos de esas relaciones. Mirar de afuera hacia adentro, es mirar las acciones sociales (interaccionismo) para comprender la acción individual.

Para weber, esa relación o interacción entre los sujetos y las consecuencias de las acciones individuales son consideradas como reciprocidad. Así, se alcanza a apreciar que la postura de Weber en cuanto a la educación, a pesar de no haber estudiado a fondo las relaciones entre la educación y la sociología, su mirada se encuentra asociada con la división de clases y estamentos. Podemos apreciar esta perspectiva en los diversos trabajos de universidades y sus estructuras que realiza.

Otro autor que influye de manera determinante en la concepción de la educación como un elemento social, consecuencia y origen del dominio, la marginación y la burguesía, es Carl Marx, quien a pesar de no haber escrito de manera específica sobre educación y sociedad, deja ver una postura muy sólida acerca de lo determinante que es esta interacción desde las cúpulas hacia las bases de los sistemas económicos dominantes y que buscan perpetuarse a través de las condiciones de producción mediante la dominación y la perpetuación de las estructuras piramidales del poder burocrático. (Yocelevsky, R. 2001)

En ideas generales, se identifica que Rojas-León (2014) considera a Georg Simmel quien mira a la sociología como una oportunidad de reflexión ecléctica que considera a las ciencias sociales y a la filosofía. Los individuos son conscientes de ser socializados, dando origen a la aparición de colectivos pues la manera en que se relacionan los individuos, esas ligaduras determinan las relaciones asociativas que entiendo como estructuras internas. Así, se mira la importancia de las instituciones sociales pues mediante ellas es que se genera cohesión y el valor de la ligadura mediante la conciencia que pueda haber en ese proceso.

En materia de educación, Simmel identifica a la existencia de adquisición de saberes como un proceso para la vida y no sólo para la sociedad, por ello no visualiza al estudiante como un agente pasivo, sino como un agente activo que aspira a alcanzar el conocimiento. Al parecer Simmel, según Vernik, tiene un discurso pedagógico que se ejecuta mediante la descripción de modelos de enseñanza y aprendizaje. (Rojas-León, A. 2014)

Estas miradas de la educación desde perspectivas sociológicas ayudan a fortalecer el trabajo de teorización pedagógica. Aunque al parecer las teorías comunicativas no son integradas al ámbito educativo ni a la sociología, si no que el proceso es inverso: La comunicación retoma aspectos sociológicos aparte, pero en el ámbito de la colectividad y en las teorías sociológicas abordadas en este trabajo, no hay una aplicabilidad que valore el estudio de la comunicación que sea dirigida a la relación entre sociología y educación.

 

Comentario crítico.

 

La sociología y la educación son términos asociados que, si bien no son sinónimos, no pueden existir por separado. En un discurso social siempre estará inmerso el ámbito educativo, de la misma manera que un discurso educativo no es posible sin los procesos de socialización. Todos los autores mencionados en este trabajo relacionan su conocimiento en los mismos factores que son nombrados de distintas maneras pero que tienen concordancias semánticas y epistemológicas coincidentes: interacción, ligaduras, dominio, sujeción, entre otros términos. Las relaciones son indispensables para poder hablar de sociedad, lo mismo que de educación, cultura, política y otros leviatanes ideológicos que, sin duda, utilizan su hegemonía ancestral como forma de dominio.

El discurso y la ideología como materia de estudio en la educación y en las relaciones sociales, pueden ser los elementos que me permitan clarificar mi postura acerca de una perspectiva sociológica personal, ya en los ámbitos educativos (de manera específica) o en los culturales (en un sentido más amplio sin llegar aún a la enormidad que implica la sociedad). A lo que quiero referirme es al discurso visto como el tipo de cosas que suelen decirse en contextos determinados por la praxis y la manera de decirlo con determinados recursos significativos, o sea, lo que se dice y cómo se dice.

Con lo anterior, pretendo basar mi argumento desde donde puedo mirar a la sociología de la educación, ya que así me permite relacionarlo con Max Weber, en quien encuentro mayores reflexiones y posturas sólidas que en los demás autores. La generalización del discurso sociológico desde Weber, la veo como una oportunidad de abarcar metodologías de análisis de los hechos sociales con amplitud.

 

 

 

 

 

 

 

Referencias

 

Carabaña, J. y Lamo, E. (1978). La teoría social del interaccionismo simbólico. REIS: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 1. 159-204.

Lorenc Valcarce, Federico (2014). Émile Durkheim y la teoría sociológica de la acción. Andamios, 11 (26), 299-322. ISSN: 1870-0063. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=628/62841544011

Marescalchi, M., Las Heras, D., de Yong, A., Martínez, N. y Ramallo, R. (2018).

Martínez, A. 2015. Apuntes introducción sociología. Recuperado de  https://www.studocu.com/es/document/uned/sociologia/apuntes/apu-  ntes-sociolog/3359601/view

Rojas-León, Alexis (2014). Aportes de la sociología al estudio de la educación (Autores clásicos). Revista Educación, 38 (1), 33-58. ISSN: 0379-7082. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=440/44030587002

Sociología. Aspectos significativos de estudio del siglo XXI. Argentina. UniRío editora.

Uña Juárez, O. (2006). Sobre los orígenes de la Sociología. Recuperado de  https://www.researchgate.net/publication/28181888_Sobre_los_origenes_de_la_Sociologia

Yocelevzky, Ricardo A. (2001). La explicación sociológica en Marx. Estudios Sociológicos, XIX (3), 635-640. ISSN: 0185-4186. Disponible en:  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=598/59805703